Maná Diario Celestial
de Febrero
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1 de
Febrero
“Entonces tus oídos
oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad
por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la
mano izquierda.”
Isaías
30:21
Si hemos llegado a una encrucijada del camino (a alguna crisis en
nuestra experiencia) y no sabemos si girar a la derecha o a la
izquierda, debemos detenernos enseguida y oír la voz. O, en otras
palabras, debemos volvernos enseguida a la Palabra del Señor, y
ponderando sus preceptos y principios, y la enseñanza de sus
ilustraciones en temas que causan perplejidad, buscar aprender la
voluntad del Señor, pidiendo también la guía de su Espíritu, y
esforzándonos por traer a nuestra mente a una actitud amorosa,
sumisa y confiada. Z.’95-6 |
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2 de
Febrero
“Porque si vivís conforme a la carne, moriréis.”
Romanos
8:13
¿Qué es vivir conforme a la carne? Respondemos, es
vivir en conformidad, y en gratificación de las inclinaciones y
deseos de la caída naturaleza humana. Y hacer esto es muy
sencillo. Todo lo que tenemos que hacer es abandonarnos con
indiferencia a la corriente de la vieja naturaleza, y dejar de
esforzarnos contra ella. Tan pronto como hacemos esto, comenzamos a
flotar corriente abajo, y poco a poco nos encontramos con una
corriente más y más rápida y una resistencia más y más difícil.
Z.’95-8 |
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3 de
Febrero
“Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu
oído a mis razones…Porque son vida a los que las hallan, y
medicina a todo su cuerpo.”
Proverbios
4:20, 22
Pocos reconocen la influencia de la mente sobre el
cuerpo. Dios ha organizado de tal manera nuestro ser que los
pensamientos puros, nobles y santos en general no sólo tienen un
efecto elevador y ennoblecedor sobre la constitución mental y moral,
sino también una influencia vigorizante sobre el sistema físico. Y
por el contrario, cada pensamiento impuro, innoble, poco santo o
casto (así como cada acto) tiene un efecto directo no sólo hacia la
degradación de la mente y la moral, sino también hacia la
germinación de semillas de enfermedad que ya están en la
constitución de la raza caída. Z.’96-180 |
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4 de
Febrero
“Y oí una voz del cielo,
que decía: Salid de ella, pueblo mío para que no seáis
partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas.”
Apocalipsis
18:4
Quienes son dignos del nombre “mi pueblo”, oirán y obedecerán la voz
del Señor y saldrán de Babilonia y “no recibirán sus plagas”; porque
su obediencia en huir fuera de ella tan pronto como vean la
condición real de Babilonia probará que nunca estuvieron realmente
de acuerdo con sus pecados. Aquellos que permanecen después de ver
Babilonia y sus doctrinas blasfemas a la luz que ahora brilla están
reconocidos y confirmados como blasfemos y merecerán por completo
las “plagas”, tanto o más que las “cizañas” de Babilonia, porque
aquellos tienen mayor luz. Z.’00-3 |
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5 de
Febrero
“Pues la voluntad de Dios
[respecto a vosotros] es vuestra santificación.” I
Tesalonicenses 4:3
Al ir a las Escrituras para determinar la voluntad de Dios,
encontramos que la gran obra que Dios demanda de nosotros no es
trabajar para otros, sino trabajar en nosotros mismos,
sometiéndonos, conquistándonos, gobernándonos a nosotros mismos.
Todo lo demás, por lo tanto (nuestro servicio para la familia de la
fe, y el hacer el bien a todo hombre, por medio de misiones locales
o en el extranjero, etc.), está subordinado a este importantísimo
trabajo interior. Porque, como declara el apóstol por inspiración,
aunque predicaremos el evangelio elocuentemente a otros, y aunque
diéramos todos nuestros bienes para alimentar a los pobres, o nos
convirtiéramos en mártires por una buena causa, sin amor, el
Espíritu de Cristo y del Padre, desarrollado en nosotros como el
principio que gobierna nuestras vidas, no seremos nada desde el
punto de vista divino. Z.’99-4 |
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6 de
Febrero
“Porque ni de oriente ni
de occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento, más Dios
es el juez; a éste humilla y a aquél enaltece.”
Salmos
75:6,7
Podemos tener deseos y aspiraciones de utilidad que nunca serán
gratificados. El Señor puede ver que no podríamos sobrellevar la
exaltación y el honor que buscamos. Él conoce mucho mejor que
nosotros lo que es para nuestro bien, y por eso nos hará descansar
contentos en su providencia, no ociosos, sino diligentes; no
descuidados, sino atentos; no indiferentes, sino llenos de un anhelo
serio e intenso por hacer la voluntad de Dios; sin embargo,
pacientes en la moderación, y contentos de ser rechazados y
olvidados, recordando que el Señor en su propia hora bien escogida
puede guiarnos hacia adelante para cumplir sus propósitos de
gracia. Z.’95-11 |
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7 de
Febrero
“El amor no hace mal al
prójimo, así que el cumplimiento de la ley es el amor.”
Romanos
13:10
Aquel cuyo corazón no esté en armonía con esta ley del Nuevo Pacto,
amor (misericordia, consideración, amabilidad, bondad), carece de la
evidencia o prueba de que en cualquier sentido de la palabra es
aceptado como un hijo de Dios, y un coheredero con Cristo. Si no
tenemos amor en nuestros corazones por los hermanos y amor de
amabilidad y benevolencia hacia todos los hombres, y aun hacia los
animales, no tenemos el espíritu que nos llevará a hacer los
sacrificios necesarios bajo las condiciones presentes. Con tales,
sólo será una cuestión de tiempo que el poder del orgullo y la
vanagloria, deteniéndolos en el camino del sacrificio, os apartará,
y el egoísmo tomará plenamente el control. Z.’98-201 |
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8 de
Febrero
“¡Hombre de poca fe!
¿Por qué dudaste?”
Mateo
14:31
¿Qué puede hacerse para vencer esta falta de fe, y para poseerla y
poder aumentarla? Respondemos que, como los apóstoles de la
antigüedad, debemos orar “Señor, aumenta nuestra fe”. Y luego,
actuando en armonía con la oración, cada uno debe cultivar fe en su
propio corazón: (a) Refrescando su mente continuamente con las
promesas divinas, familiarizándose con ellas en la Palabra del
Padre; (b) buscando más y más recordar que, habiendo hecho su pacto
con el Señor estas promesas son suyas, y en su corazón y con sus
labios debe proclamarlas como suyas ante el Señor en oración y con
acción de gracias. Debe proclamarlas en sus propios pensamientos, y
en sus charlas sobre las cosas santas con los hermanos. Z.’00-170 |
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9 de
Febrero
“Vuelve, oh alma mía, a
tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien.” Salmos
116:7
Los hábitos de pensamiento del cristiano tienen mucho que ver en
verdad con sus progresos o retrocesos espirituales, ya que son
también índice de su estado espiritual y buenos hábitos de
pensamiento que necesitan ser cultivados cuidadosamente. Por
“hábitos de pensamiento” se entiende como la condición normal a la
cual la mente regresa habitualmente en los momentos de descanso
mental. Mientras estamos ocupados en los activos deberes de la vida
debemos por necesidad inclinar nuestras energías mentales al trabajo
que tenemos en mano, porque si hacemos algo meramente en forma
mecánica, y sin concentrar nuestro pensamiento no podemos hacerlo
bien; pero aun aquí, el principio cristiano, bien establecido en el
carácter nos guiará inconcientemente. Pero cuando el esfuerzo del
trabajo y el cuidado disminuyen temporalmente, el hábito de
pensamientos establecidos como la aguja al polo, rápidamente
retornará a su descanso en Dios. Z.’95-250 |
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10 de
Febrero
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé
ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu,
fe y pureza.”
I
Timoteo 4:12
Cada cristiano debe esforzarse por ser un modelo digno de imitación,
un modelo de seriedad, empeño fiel en copiar a Cristo en su vida
diaria, y de celo activo en su servicio. No podemos esperar en la
presente vida modelos de perfección, de extrema gloria y bellezas
morales de la santidad. Tal modelo sólo lo encontramos en Cristo
nuestro Señor. No es en tal sentido que Pablo dijo alguna vez,
Seguidme, o Seguidnos; pero sí dijo, “Sed imitadores de mí, así como
yo de Cristo” (I Corintios 11:1). El apóstol fue su gran ejemplo de
serio empeño para obtener la perfección, pero no de la extrema
perfección que sólo tenía Cristo; y es en su celo e intensa
sinceridad de esforzarse por copiar a Cristo y por realizar su
voluntad que debiéramos imitarle. Z.’95-251 |
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11 de
Febrero
“Bienaventurados sois cuando por mí causa os
vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra
vosotros mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón
es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas
que fueron antes de vosotros.”
Mateo
5:11-12
Oposición y persecución son los aspectos inevitables en la actividad
en el servicio de Dios, y deben soportarse con razonamiento y
sencillez; y cuando estos fallen en su propósito, entonces, con
solemnes advertencias de los peligros de tal curso, el opositor
voluntario debe ser dejado para que continué con su propio camino
mientras nosotros volvemos a otros con el mensaje de salvación. En
la oposición que nuestro Señor encontró y la manera como la
enfrentó, hay valiosas lecciones para todos los que son probados de
manera similar. Z.’94-368 |
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12 de
Febrero
“Más tenga la paciencia
su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os
falte cosa alguna.” Santiago
1:4
Ningún progreso puede obtenerse sin el ejercicio de esta gracia de
la paciencia; y ninguna de las gracias adornan de manera más hermosa
el carácter cristiano, o gana la aprobación de la conciencia del
mundo, o glorifica al Dios de toda gracia cuya verdad la inspira.
Es el largo sufrimiento de la mansedumbre que sinceramente se
esfuerza por hacer frente a la marea de la imperfección y debilidad
humana, y se empeña con esmerados cuidados en recobrar la semejanza
divina; es lenta en la ira y abundante en misericordia; es rápida
para percibir las sendas de verdad y justicia, y pronta en caminar
en ellas, es vigilante con sus propias imperfecciones y compasiva
con las imperfecciones y faltas de otros. Z.’93-295 |
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13 de
Febrero
“El amor no piensa el
mal.”
1
Corintios 13:5 (Reina-Valera 1909)
Quienquiera que descuide los mandamientos del Señor concernientes a
las “malas sospechas” prepara una trampa en la cual caerá, aun
cuando ande con “diligencia” en otros asuntos, porque un corazón
lleno de duda y de sospecha hacia sus semejantes está más dispuesto
para dudar de Dios. El espíritu de agrura y de amargura lucha contra
el espíritu del Señor, el espíritu de amor; y el uno o el otro será
vencedor. El mal espíritu debe ser quitado bajo pena de manchar al
cristiano y de hacerlo un “reprobado”. Al contrario, si la nueva
naturaleza es “victoriosa”, sucederá de esta manera: habiendo
vencido las malas sospechas, se ha ganado la mitad de la batalla
contra las dificultades y los problemas presentes. Z. ’98-84 |
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14 de
Febrero
“Porque por tus palabras
serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo
12:37
Todas nuestras palabras son tomadas por el Señor como un índice de
nuestros corazones. Si nuestras palabras son rebeldes, desleales,
frívolas, ligeras, poco amables, desagradecidas, no santas o
impuras, el corazón es juzgado de acuerdo a ellas, por el principio
“de la abundancia del corazón, habla la boca”. No es posible que
como seres imperfectos podamos siempre ser perfectos en palabra y
obra. A pesar de nuestros mejores esfuerzos algunas veces erraremos
en palabras así como también en obra, y sin embargo un perfecto
dominio de nuestras palabras y caminos es algo que debe buscarse por
un esfuerzo fiel y vigilante. Z.’96-32 |
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15 de
Febrero
“El que guarda su
palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha
perfeccionado; por esto sabemos que estamos en Él.”
I
Juan 2:5
La prueba es la obediencia. En la proporción que guardemos la
Palabra del Señor, en la misma proporción el amor de Dios se
perfecciona en nosotros; porque si hemos recibido la mente de
Cristo, el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, el efecto será
llevarnos a hacer Su buena voluntad, hasta donde nuestras
habilidades lo permitan. Y estas habilidades deben incrementarse
año tras año. Y aunque no podemos esperar ser perfectos hasta que
seamos “transformados” y se nos otorguen nuestros nuevos cuerpos
resucitados, sin embargo, mientras tanto, debemos mantenernos en tan
cercano contacto con el Señor en el espíritu de nuestras mentes, que
podemos tener continuo compañerismo con Él. Z.’97-312 |
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16 de
Febrero
“No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo,
para que nuestro ministerio no sea vituperado… Por honra y por
deshonra, por mala fama y por buena fama, como engañadores, pero
veraces.” II
Corintios 6:3, 8
A veces en el cumplimiento del deber, al máximo de
nuestra habilidad y cuando aparentemente tenemos la bendición y el
favor del Señor sobre nuestros asuntos en un grado muy marcado,
súbitamente los problemas aparecen, la adversidad llega, los poderes
de las tinieblas parecen triunfar, y por un momento podemos ser
aparentemente culpables en el juicio de nuestros compañeros, y
olvidados por la providencia divina. Tales experiencias, sin duda,
son necesarios para nosotros; porque aunque podamos cantar:
“Prefiero caminar en las tinieblas
con Dios,
Que andar solo en la luz”
Sin embargo, este puede ser un alarde sin sentido a
menos que pasemos por experiencias de prueba que desarrollarán tal
fe, tal confianza, que nos permitan sostener la mano del Señor, y
confiar en la divina providencia en la hora más oscura. Z.’01-314 |
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17 de
Febrero
“Llevad mi yugo sobre vosotros… porque mi yugo
es fácil, y ligera mi carga.” Mateo
11:29,30
Aquellos que llevan este yugo tienen la garantía de
la Palabra divina de que todas las cosas obran para su bien; que
cuanto más pesada es la carga que debe llevarse, mayor será la
bendición y la recompensa luego; cuanto más severas son las
experiencias durante el tiempo presente, más brillante será la
gloria, más brillante será su carácter, y más seguros estarán de ser
adecuados y pulidos para el Reino Celestial. Desde este punto de
vista cada carga es ligera, porque nuestro yugo es apreciado, y es
por tanto fácil y razonable; y además es tan ligera porque el Señor
está con nosotros en este yugo. Z.’00-137 |
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18 de
Febrero
“… Jehová nuestro Dios os está probando, para
saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y
con toda vuestra alma.”
Deuteronomio
13:3
El Reino sólo se promete a aquellos que por la gracia
de Dios lleguen de todo corazón a ser como el Señor Jesús, que amen
al Señor con todo su corazón, con toda su alma, y sean capaces de
decir, “no mi voluntad, sino la tuya, oh Señor, sea hecho”. Ninguna
otra condición más que esta de plena sumisión al Señor puede
hacernos aceptables para el reino; porque ninguna otra condición
representa plena sumisión y pleno amor a Dios. Y no olvidemos que
todas las cosas celestiales que “ojo no vio, ni oído oyó, ni han
subido en corazón de hombre”, Dios las ha reservado para aquellos
que lo aman sobre todo. Z.’98-40 |
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19 de
Febrero
“Todas las cosas son puras para los puros, mas
para los corrompidos e incrédulos nada es puro; pues hasta su
mente y su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a
Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y
rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.” Tito
1:15, 16 (Diaglott)
Qué terrible condición es ésta, y cuán cuidadoso debe
ser el pueblo del Señor, no sólo de tener corazones puros, mentes
puras, sino también guardar sus conciencias muy benévolas, en
estrecho acuerdo con la Palabra del Señor. Esta condición sólo
puede ser sostenida juzgándonos a nosotros mismos, estricta y
frecuentemente, por la regla que Dios nos ha dado, Su ley de amor.
Z.’99-214
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20 de
Febrero
“Si alguno se cree religioso
entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su
corazón, la religión del tal es vana.” Santiago
1:26
Puesto que la lengua es el índice del corazón, puesto
que de la abundancia del corazón habla la boca”, entonces la lengua
sin freno que habla con egoísmo, envidia, amargura, jactancia,
calumnia, prueba que el corazón de aquellos en el cual abundan estas
características es poco santo, con graves carencias del Espíritu de
Cristo, y por lo tanto, cualquier religión que éste haya obtenido es
vana, ya que dicho corazón no está salvo ni está en condición de ser
salvo. Pero el Buen Doctor nos ha designado antídotos para el
envenenamiento del alma, medicinas que, si son apropiadamente
tomadas de acuerdo a las instrucciones endulzarán el corazón
amargado. Z.’99-215 |
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21 de
Febrero
“Porque tú eres mi roca y mi
castillo, por tu nombre me guiarás y me encaminarás.”
Salmo
31:3
Después que el Señor nos haya dado ciertas lecciones
y experiencias, algunas de las cuales vienen a nosotros bajo
condiciones tranquilas y apacibles, la forma de proceder debe
cambiar, y la indicación de las providencias del Señor debe traer
algún alivio de las condiciones que han sido tanto favorables como
desfavorables en algunos aspectos, llevándonos a nuevas
circunstancias y condiciones. No es para el verdadero israelita
espiritual murmurar o quejarse, o aun expresar una preferencia; sino
mirar al Señor por guía. Si puede discernir las direcciones de la
divina providencia, aun cuando sea en una condición de desierto más
árida e indeseable que aquella en la que estuvo previamente, debe
seguir las instrucciones del Señor incuestionablemente con cánticos
de fe y confianza. Z.’02-249 |
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22 de
Febrero
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos
con lo que tenéis ahora.”
Hebreos
13:5
Las oraciones egoístas son demasiado caras. Algunos han ganado
riquezas y perdido la verdad y su servicio; algunos han ganado salud
pero encontraron que con ella ganaron otras pruebas no menos
severas: algunos han visto que sus seres queridos fueron rescatados
de las mismas garras de la muerte, pero después, desearon que Dios
no hubiera contestado sus oraciones, o, mejor dicho, lamentaron el
hecho de que no hubieran aceptado la sabiduría y providencias del
Señor confiadamente, con contentamiento, sin quejas… El Israel
espiritual debe usar sabiamente tales cosas que están a su alcance,
aceptando todos los dones de Dios con agradecimiento; pero sus
peticiones deben ser por dones espirituales, incluyendo paciente
sufrimiento y contentamiento de corazón. Z.’02-250 |
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23 de
Febrero
“Te haré
entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti
fijaré mis ojos.”
Salmos
32:8
Una de las lecciones más importantes que el israelita
espiritual debe aprender es buscar en el Señor guía para todos los
asuntos de la vida, nunca intentar alguna empresa sea temporal o
espiritual, sin buscar la voluntad del Señor concerniente al mismo…
Estamos marchando hacia Canaán y sabemos que otras experiencias son
convenientes para nosotros y deben ser sufridas antes que podamos
heredar las promesas. La lección para nosotros es una pronta y
completa obediencia a las indicaciones del Señor sin murmuraciones,
con gozo; y esto sólo puede esperarse por parte de aquellos que han
aprendido las lecciones previamente dadas a ellos, y sobre todas las
lecciones de la fe, la confianza en el poder, bondad y fidelidad del
Señor. Z.’62-251, 249 |
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24 de
Febrero
“Por lo que era imposible para
la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su
Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se
cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu.”
Romanos
8:3, 4
¡Qué alivio y consuelo hay en estas promesas! ¡Estas
son maravillosas palabras de vida, en verdad! Nos inspiran con
esperanza. Si Dios acepta intenciones del corazón perfectas, en
lugar de absoluta perfección de la carne, entonces tenemos esperanza
de alcanzar el nivel de perfección… Podemos caminar según el
Espíritu, aunque, en lo concerniente a nuestros cuerpos mortales, no
podemos estar a la altura de los requerimientos del Espíritu.
Nuestras mentes pueden estar a la altura del Espíritu, nuestras
intenciones pueden ser perfectas; y esto es lo que nuestro Padre
Celestial busca en nosotros, perfección, de intención. Z.’02-248 |
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25 de
Febrero
“No sólo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Mateo
4:4
Tenemos que aprender esta lección: que la vida de un
hombre no consiste en la abundancia de cosas que posee (comida y
ropa), sino que su vida en el más pleno, grande y alto sentido,
depende de su completa sumisión a la voluntad divina, su cuidadosa
atención a cada palabra que procede de la boca de Dios: cada
amonestación, cada estímulo, cada promesa, es necesaria para el
desarrollo de aquellos que Dios está llamando ahora a la vida eterna
como coherederos con su Hijo en el Reino. Mantengámonos, entonces,
más y más como discípulos, alumnos del Señor Jesús, en recuerdo y
obra de la sugerencia de este texto. Z.’02-246,248 |
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26 de
Febrero
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo:
¡Regocijaos!” Filipenses
4:4
El gozo del cristiano nunca es excesivo, ni hay
alguna vez suficientes cristianos gozosos, si se gozan en el Señor.
Este gozo no es necesariamente ruidoso, ni tampoco necesariamente lo
contrario. Implica serenidad, alegría, paz, placer del alma, y sin
embargo, no significa que una demostración ruidosa sea esencial,
como algunos parecen pensar equivocadamente… Los únicos que siempre
pueden estar gozosos son aquellos que están viviendo cerca del
Señor, y que siempre pueden sentir su unidad con Él, y que Su
protección y cuidado están sobre ellos, y que su promesa es segura,
que todas las cosas obrarán para su más elevado bienestar, como
Nuevas Criaturas. Z.’03-7 |
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27 de
Febrero
“Vuestra gentileza sea conocida de todos los
hombres.” Filipenses
4:5
La palabra griega aquí traducida “gentileza” parece
llevar la idea de razonabilidad, y, de no exigir nuestros derechos
de una forma rigurosa. Misericordia e indulgencia son ciertamente
cualidades requeridas para aquellos que quieran ser miembros del
cuerpo del Ungido. Fidelidad en la realización, tanto como sea
posible, de toda esta justicia será requerida, y misericordia con
respecto a todos nuestros requerimientos de justicia de parte de
otros debe ser nuestra regla: así seremos hijos de nuestro Padre que
está en los cielos, porque Él es bondadoso y misericordioso con el
ingrato. Z.’03-7 |
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28 de
Febrero
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias.”
Filipenses
4:6
La pregunta que puede surgir es: ¿Por qué Dios nos
dará las cosas que Él ve que necesitamos si no hacemos petición ante
Él y no reclamamos sus promesas? Indudablemente porque previamente
necesitamos llegar a la actitud de corazón apropiada para recibir
sus favores y ser beneficiados por ellos. Aun cuando es así,
podemos estar seguros de que no apreciamos lo suficiente el divino
cuidado conferido sobre nosotros hasta ahora y en el presente. Aun
en la actitud de oración y acción de gracias probablemente no
discernimos la mitad de nuestras causas de gratitud, como las
veremos luego, cuando comprendamos de qué manera fuimos conocidos.
Z.’03-8
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29 de
Febrero
“Dios es amor; y el permanece en amor, permanece
en Dios, y Dios en él.” I
Juan 4:16
La justicia lleva la medida plena, pero el amor la
conmueve, la insta, la colma y la desborda. Es por lo tanto, algo
que no puede demandarse, ni su falta debe lamentarse, pero debe ser
agradecidamente apreciada como un favor y generosamente devuelto.
Cada uno que lo anhela, debería anhelarlo en su más alto sentido, el
sentido de admiración y reverencia. Pero esta clase de amor es lo
más costoso, y la única forma de asegurarla es manifestar esa
nobleza de carácter que inspiran otros que son verdaderamente
nobles. Z.’02-266
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