Probablemente toda persona de experiencia concordará completamente con la declaración de que la lengua es poderosa en su influencia más allá que cualquier otro miembro del cuerpo, ya sea para bien o para mal.  La experiencia también enseña que para la vasta mayoría es más fácil controlar cualquier otro órgano que la lengua.  Un siervo tan hábil es que toda pasión, ambición e inclinación de la naturaleza caída busca usarle como un siervo o conducto del mal.  Ella requiere, por tanto, por parte del cristiano, mayor vigilancia, sabiduría y cuidado para gobernar este miembro de su cuerpo y traerlo a sujeción bajo la nueva mente en Cristo, para que no sea un obstáculo para sí mismo y para otros, sino por el contrario, una ayuda en el camino angosto. Z. ’97-156

Olvidemos las cosas que quedan atrás, porque es correcto que así lo hagamos. Porque Dios los olvida, y declara que Él ha echado todas nuestras imperfecciones detrás de Su espalda; que nuestras imperfecciones están todas cubiertas de Su vista, por el manto de Aquel que nos amó y que murió por nosotros, y a quien amamos, y en quien creemos, y en cuyas pisadas estamos buscando caminar con más o menos imperfecciones de acuerdo con los defectos que hemos heredado en la carne. No queremos significar que resbalones y fallas deben ser estimados con ligereza u olvidados rápidamente; deben ser rectificados según nuestra habilidad, y el perdón divino debe ser buscado por estos defectos todos los días. Z. ’04-23

Nuestra petición debiera ser, más y más, por gracia y sabiduría y por los frutos del Espíritu y oportunidades para servir al Señor y a los hermanos, y para crecer más y más a la semejanza del amado Hijo de Dios.   Bajo estas condiciones, ¿quién puede dudar que la prometida “paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento” “guardará” tales “corazones” y sus “pensamientos”? Esta paz disipará por sí misma uno de los grandes males que afligen el corazón de muchos.  El egoísmo y la ambición encontrarán poco lugar en un corazón así lleno.  La paz divina puede morar en nuestros corazones y seguir en ellos, y así mantener alejadas las preocupaciones y la confusión del mundo, aun cuando estemos rodeados por estas condiciones desventajosas, aun cuando el mismo adversario nos acose por medio de agentes engañosos. Z. ’04-24

Todos los asuntos de la vida nos enseñarán lecciones provechosas para el futuro si las recibimos. Quizás había algo particularmente útil en el oficio de pescar, algo peculiarmente similar a la gran tarea en que los apóstoles iban a comprometerse el resto de sus vidas. Nuestro Señor da a entender esto con el llamado.  Pescar requiere energía, tacto, la carnada apropiada, y que el pescador se mantenga fuera de la vista. Y estas cuatro cosas son requisitos en la pesca espiritual que el Señor nos privilegia al llamarnos.  Debemos recordar que como los peces se asustan fácilmente cuando encuentran que alguien quiere atraparlos, especialmente si tienen la más leve sospecha de que pueden perder sus libertades: así es como la consagración aparece ante el mundo. Z. ’04-26, 27

Cuantos de los verdaderos hijos de Dios decaen en su ánimo y desmayan, y están en peligro de perder el premio principal porque fallaron en meditar, en estudiar, en comprender, en considerar al Señor y la oposición que soportó fielmente. Si consideraran Su perfección y cómo, representada en Él, la luz brilló en las tinieblas y no fue apreciada, así esperarían que la luz brillando en ellos tampoco será apreciada.  Si consideraran cómo el Señor sufrió en todo sentido injustamente y por amor a la justicia, y luego reflexionaran que sus propias conductas, aunque bien intencionadas, son imperfectas, los fortalecería para soportar las dificultades como buenos soldados, y no se desanimarían al hacer el bien, y no desmayarían bajo la oposición. Z. ’04-38

Así es con todos los discípulos del Señor: su continuo estudio debiera ser para evitar esa disposición hipercrítica para sentenciar y destruir a otras personas mientras desean misericordia para sí mismos. La regla que el Señor establece es que debemos esperar misericordia de Él sólo en proporción a que nosotros ejercitemos esta gracia hacia otros. La disposición para buscar faltas, que esté lista para acusar y condenar a todos, indica una condición del corazón equivocada, una contra la que todo el pueblo del Señor debiera estar en guardia.  Misericordia, bondad, amor, son los elementos de carácter que Él desea ver en los Israelitas espirituales, y sin los cuales no podemos ser sus hijos por mucho tiempo. Z. ’04-43

Las esperanzas construidas sobre las promesas del Señor y no son acompañadas por obras son esperanzas construidas sobre arena. Sólo es una cuestión de tiempo hasta que la gran prueba del tiempo venga y tales esperanzas muestren ser menos que inútiles. Mostrarán haber engañado a los que las poseen, que se creían confiados en su seguridad de compartir el Reino. Por el contrario, aquellos que edifican con obediencia con sus corazones y sus lenguas confesando y honrando al Señor, sus obras corroborando su fe, y sus frutos llevando testimonio de su relación vital con el Señor, estos pasarán por todas las tormentas de la vida y nunca serán conmovidos, ni sacudidos, porque están en los fundamentos. Z. ’04-46

Sembramos para la carne cada vez que permitimos que los deseos carnales, egoístas, injustos e incorrectos de la carne tengan dominio en nuestros corazones y vidas, y cada siembra hace más fácil la siembra adicional y hace más seguro el fin de este camino el cual es la muerte, la Segunda Muerte. Por el contrario, cada siembra para el Espíritu, cada resistencia a los deseos de la carne, hacia el orgullo, etc., y cada ejercicio de la nueva mente, de la nueva voluntad, en las direcciones espirituales hacia las cosas que son puras, cosas que son nobles, cosas que son buenas, cosas que son verdaderas, es una siembra para el Espíritu, que traerá frutos adicionales del Espíritu, gracias del Espíritu, y que si se persevera, nos traerá finalmente al acuerdo con las promesas y arreglos de gracia del Señor, la vida eterna y el Reino.  Z. ’04-57

Cada experiencia debiera ser de ayuda para nosotros. Si al principio estábamos temerosos y gritábamos en voz alta, poco a poco recibimos socorro, quizás con la reprimenda, “hombres de poca fe”; pero a medida que una lección tras otra nos ha llegado, el Maestro esperará, y nosotros debiéramos esperarlo también, mayor fe, mayor confianza, mayor paz, mayor gozo en el Señor, mayor confianza en Su presencia con nosotros y de Su cuidado sobre nosotros, y en Su poder para librarnos del adversario y de las cosas malas; y para traernos finalmente seguros al puerto que buscamos, el Reino celestial.  Z.’04-60

Sólo en nuestras mentes, en nuestras voluntades, las cosas viejas han pasado y todas las cosas se vuelven nuevas. En realidad, este cambio será realizado cuando esto mortal se vista de inmortalidad, cuando esto corruptible sea resucitado en incorrupción, resucitado en gloria, en poder, como seres espirituales.  Pero mientras tanto, para poder ser contados dignos de participar en la Primera Resurrección, se requiere de nosotros que demostremos nuestra buena voluntad de mente, nuestro sincero deseo de ser todo lo que el Señor desea que seamos; en ninguna forma puede demostrarse esto mejor al Señor y a nosotros mismos, o probar más ayuda, que manteniendo una estricta vigilancia de nuestros corazones y de nuestros pensamientos.  Z. ’04-25

El método divino parece ser el hacer una clara separación entre los siervos de Dios y los siervos del mal.  El privilegio de dar testimonio de Dios o ser embajadores de la Verdad es un favor reservado al propio pueblo de Dios. El no busca a los malvados, ni a los demonios caídos, ni a los hombres y mujeres malvados para ser heraldos de las buenas nuevas. El pueblo del Señor debe notar este asunto cuidadosamente, y ofenderse con los servicios de cualquiera que no muestre evidencia de estar unido de corazón con el Señor.  “Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis hijos y tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, y echas a tu espalda mis palabras.” ¾Salmos 50:16, 17.  Z. ’04-28

Nuestro Señor llama la atención a cómo las simples cosas de la naturaleza debieran ser estudiadas, ser consideradas. Las lecciones que se aprenden en relación con todos los asuntos de la vida serán de ayuda para aquellos que se aproximen al estudio desde el punto de vista correcto, de la fe en el Creador, y un reconocimiento que Él es necesariamente la personificación y representación de las más altas y nobles cualidades que la mente humana puede concebir; que Él es perfecto en Justicia, perfecto en Sabiduría, perfecto en Poder, perfecto en Amor… El corazón que así lo considera hace progreso; crece en gracia, en conocimiento, en amor. El corazón que falla al considerar las pequeñas cosas no es capaz de considerar las cosas más grandes, y así está impedido de considerar apropiadamente a Dios y de apreciar apropiadamente Su plan, y así de considerar apropiadamente Su carácter.  Z. ’04 37, 38

Aunque el pueblo del Señor en la edad presente no será juzgado por sus obras sino por su fe, sin embargo, las obras serán requeridas. Por nuestras obras demostramos nuestra fe, y, gracias a Dios, obras imperfectas pueden demostrarle la lealtad de nuestras intenciones, nuestras voluntades… Si nuestras obras demuestran al Señor la sinceridad de nuestra fe, esta fe será aceptable para Él y seremos contados como perfectos y se nos otorgará parte en el Reino, y todas las grandes y preciosas cosas que el Señor tiene en reserva para aquellos que lo aman (no meramente en palabra, sino también en hechos), por aquellos que se esfuerzan por los hechos de la vida para desplegar y demostrar su amor.  Z.’04-45

Debemos amar en amor, y el amor es la cosa principal; pero antes que podamos hacer tal desarrollo en el cultivo del amor, debemos aprender a ser justos, equitativos, rectos. La que se da en el proverbio es una apropiada presentación del asunto, que un hombre debe ser justo antes de ser generoso.  Concierne al pueblo del Señor, por tanto, a la Nueva Creación, estudiar este tema de la justicia continua, y diariamente poner en práctica las lecciones inculcadas en la divina Palabra.  Aquellos que ponen este apropiado fundamento del carácter antes de comenzar a edificar el amor encontrarán que progresan apropiadamente.  Todo amor que se funda en la injusticia, o en ideas equivocadas de justicia es engañoso, no es el amor que el Señor requerirá como prueba de disciplina. Z. ’04-56, 57

Nuestras experiencias diarias desde que nos convertimos en seguidores del Señor han sido guiadas y guardadas aparentemente por un poder invisible, con el propósito que como alumnos en la escuela de Cristo, todos seamos enseñados por Él y desarrollemos más y más las gracias del Espíritu, y particularmente más fe. Cuán importante es este punto de la fe probablemente no podemos apreciarlo completamente ahora.  Parece ser la única cosa que el Señor específicamente busca en aquellos que ahora son llamados a ser seguidores... Así de acuerdo con nuestra fe seremos capaces de regocijarnos aun en la tribulación. No podemos disfrutar los sufrimientos; podemos disfrutar la idea que la fe une a ellos, a saber, que éstas son sólo aflicciones leves que resultan para nosotros en una carga de gloria mucho más extraordinaria y eterna. Z. ’04-59

Nosotros representamos hoy la causa del Señor en medio de los furiosos elementos de las pasiones humanas, la oposición, etc., y nuestros corazones estarán a veces desanimados a menos que por fe seamos capaces de ver al Señor con nosotros en el barco y seamos capaces de aferrarnos a la idea de su gran poder en Su debido tiempo y forma para hablar paz al mundo… No debe sorprendernos, sin embargo, si una hora oscura está delante de nosotros, si llega el tiempo cuando los vientos tormentosos serán tan feroces que muchos llorarán a gritos en temor y temblando. Aprendamos bien las preciosas experiencias del tiempo presente, para que luego nuestra fe no nos falle, para que en la hora más oscura seamos capaces de cantar y gozarnos en Él que nos amó y nos compró con Su propia sangre preciosa, y cantar la canción de Moisés y el Cordero. Z. ’04-60

“Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia; porque has sido mi amparo y mi refugio en el día de mi angustia.”     Salmos 59:16

No podemos ver gastos inútiles en cualquiera del pueblo consagrado del Señor sin sentir que, sin importar cuán grande progreso hayan hecho por entender la mente del Señor en algunos aspectos, aún son deficientes en este particular. Un aprecio por el don y respeto por el Dador implica ser cuidadosos y buenos administradores de todo lo que viene de nuestro Padre Celestial, de las cosas terrenales y las cosas espirituales. De acuerdo a las parábolas de nuestro Señor, Él está midiendo nuestro amor y celo en una considerable medida por nuestro uso o abuso de los talentos, oportunidades, y bendiciones temporales y espirituales, que ahora se nos conceden. Z. ’04-77

Estemos alerta para dar a todos los que están hambrientos y sedientos por la bendita comida que nos ha refrescado tan grandemente y nos ha vigorizado.  Si no la obtienen desfallecerán por el camino a medida que van buscando otras provisiones. Tenemos la misma cosa que toda la familia de la fe necesita; sin ella no podrán sostener su posición, no pueden seguir adelante, seguramente se desanimarán. Cualquiera sean los medios financieros para difundir el plan de vida hacia otros, o cualquiera sea el conocimiento que tengamos de la Verdad, no debe ser egoístamente acumulada ni egoístamente tomada para nosotros. Debe ser consagrada al Señor, y de esta consagración el Señor traerá bendiciones para otros e incrementará las bendiciones sobre nuestras propias cabezas y corazones. Z. ’04-78

¡Oh, que todo el amado pueblo del Señor pueda aprender el valor de la sabiduría en relación a sus esfuerzos por servir a la Verdad! Nuestro Señor no sólo nos enseñó a ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas, sino que Él ejemplificó esta lección en Su propio proceder, diciendo en otra ocasión a los apóstoles, “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”. Nosotros, también debiéramos aprender que hay tiempos oportunos e inoportunos para mencionar ciertas verdades, y que hay métodos sabios e imprudentes para presentarlas. No es suficiente que no digamos falsedades; no es suficiente que digamos la verdad; además debiéramos ocuparnos de que digamos la verdad en amor, y el amor que está disciplinado usa la sabiduría para que pueda llevar a cabo más cosas buenas. Z. ’04-91

Esto expresa adoración, apreciación de la bondad y grandeza divina, y una correspondiente reverencia. Al dirigir nuestra petición al Señor, nuestro primer pensamiento debe ser, no una egoísta en relación con nosotros mismos, ni un pensamiento en relación con los intereses de otros preciosos para nosotros, sino que Dios debe estar primero en todos nuestros pensamientos, propósitos y cálculos. No debemos orar por nada que no pueda estar de acuerdo con el honor del nombre de nuestro Padre Celestial; no debemos desear nada para nosotros mismos, o para nuestros seres queridos, que Él no aprobara completamente y nos encomendara que oráramos por ello. Quizás ninguna cualidad del corazón está en mayor peligro de ser oscurecida entre los cristianos profesos que este pensamiento de reverencia hacia Dios.  Z. ’04-118

Es bueno que tengamos claro ante nuestras mentes que a no ser que participemos de Su copa y seamos inmersos en Su muerte, no podemos tener parte en su Reino de gloria. Contemos entonces todo lo demás como pérdida y escoria para obtener esta necesaria experiencia. Cuando llegue a nosotros no estemos temerosos, ni pensemos extrañamente de las pruebas de fuego que nos probarán, como si algo extraño nos hubiera sucedido. Por el contrario, fuimos llamados, para que podamos ahora sufrir con el Señor y luego seamos glorificados juntamente con Él.  Z. ’04-138, 139

Entre los gentiles los gobernantes son señores, que no sirven sino que son servidos, pero entre los seguidores de Jesús la regla debe invertirse; aquel que sirva más va a ser más altamente estimado. ¡Qué belleza hay en el divino orden de cosas! ¡Cuán completamente todos aquellos que tienen pensamientos correctos pueden simpatizar con los principios aquí formulados! Cuán razonables son y cuán contrarios al espíritu del mundo. Verdaderamente, los seguidores del Señor serán en este sentido de la palabra un pueblo único en su celo por buenas obras, por servirse unos a otros y por hacer el bien a todos los hombres según tengan oportunidad. Z. ’04-140

A menudo nos hemos preguntado, ¿dónde estaban Pedro, Juan y Santiago que no vieron el peso que llevaba el Maestro y no corrieron a ofrecerle ayuda? Si se dispuso enviar a Simón el privilegiado asistir al Maestro en llevar la cruz, reflexionemos que muchos de los hermanos del Señor están llevando diariamente cruces simbólicas, y que es nuestro privilegio ayudarlos, y que el Señor reconoce cualquier servicio hecho a Sus fieles seguidores como si fuera prestado a Su propia persona… Así como la cruz de madera no fue la más pesada carga de nuestro Señor, así también Sus seguidores tienen cruces que el mundo no ve, pero que los “hermanos” debieran entender. “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.  Z. ’04-55

Que el mundo pelee su batalla: el Señor supervisará y los resultados serán finalmente gloriosos.  Nosotros que pertenecemos a la nueva nación, al nuevo Reino que no es de este mundo, no usemos armas carnales, sino la espada del Espíritu; peleemos la buena batalla de la fe, aferrándonos a las gloriosas cosas puestas delante de nosotros y no sólo nos ayudemos a nosotros mismos, sino que ayudemos a todos aquellos engendrados del mismo Espíritu y miembros de los mismos ejércitos celestiales para mantenerse, completarse en Él que es la Cabeza del cuerpo, el Capitán de nuestra salvación.  Z. ’04-207, 205

Esta es una sugerencia de la Palabra muy consoladora y alentadora.  No obstante, el pueblo del Señor debe aprender más y más claramente, a medida que pasan sus años de membresía en la familia de Dios y el tutelaje en la Escuela de Cristo, que no deben pedirle al Señor que guíe sus esfuerzos de acuerdo con su sabiduría; que no deben pedir que sus voluntades sean hechas tanto en la tierra como en los cielos, sino más bien, al contarle al Señor sus asuntos, grandes o pequeños, deben comprender y apropiarse de su simpatía y amor y aplicarlos a sus propios corazones como un bálsamo de consoladora seguridad de su Palabra, porque Él es capaz y deseoso de hacer que todas sus experiencias sean provechosas para ellos si moran en Él con confianza y esperanza.  Z.’04-237

“Contento con cualquier suerte que vea,
Ya que es mi Dios el que me guía”.  Z.’04-237

Nuestra comisión es buscar a los mansos y los enlutados, que han apreciado sus propias faltas y debilidades, y que buscan refugio y salvación.  Es parte de nuestra comisión señalarles al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, señalarles la belleza de la resurrección de entre las cenizas de la muerte, y las glorias que el Señor ha prometido que luego tomarán el lugar del Espíritu de pesadez y desilusión, y pena, y problemas de este tiempo presente.  Esta es nuestra comisión decirles que “a la mañana vendrá la alegría”, y ayudarlos a levantarse y vestirse de las vestiduras de alabanza, y comenzar a caminar en novedad de vida, con un “cántico nuevo y alabanza a nuestro Señor.”  Z.’04-295

Aquellos que gozosamente sufren por amor al Señor, por amor a la Verdad, la mayor vergüenza, la mayor ignominia, las mayores pruebas, las mayores persecuciones en esta vida presente, y así tienen experiencias muy similares a la del Maestro y Modelo, podemos estar seguros que en proporción a su fidelidad manifestada en tales sacrificios, tendrán una gran recompensa futura; como ha declarado el apóstol, “una estrella es diferente a otra en gloria”  Z.’01-55

“No podéis servir a Dios y a las riquezas”.  La experiencia y la observación lo corroboran y así por regla encontramos que la gente es fría o caliente en las cosas espirituales… Debemos, buscar primero [principalmente] el Reino de Dios.  Debe ser nuestra principal preocupación y debe recibir de nosotros todo el tiempo, atención, pensamiento, energía, influencia y medio que tengamos, entendiendo que las cosas necesarias para la vida presente están exceptuadas; y nuestro amor y celo se manifestarán por la proporción de aquellas cosas que estamos dispuestos a sacrificar en interés de las cosas celestiales.   Z.’01-61

Aquellos que han probado la gracia del Señor, aquellos que han llegado a comprender su favor como mejor que la vida, y que gozosamente han depositado en su Altar todo bien y esperanza terrenal, y ambición se regocijan en contar las buenas nuevas a otros; se regocijan en cantar las alabanzas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.  El mensaje es demasiado para guardarlo; ellos no sólo requieren ser contratados para contarlo, sino que están deseosos de contarlo, y el gozar del favor de Dios en relación con esto les cueste algo, les cueste trabajo, les cueste dinero, les cueste perder amistades mundanas, les cueste el tensar si no el quebrantar de algunos de los lazos hogareños, les cueste la desaprobación del mundo y las iglesias establecidas.  Z.’01-246