LA DESTRUCCIÓN DE LOS NEFILIM.
La historia de la caída de los ángeles de la categoría de Hijos de Dios a la
de demonios manifiesta la justicia divina en permitir que un diluvio
borrara de la faz de la tierra a todos sus habitantes menos Noé y su familia
-los únicos que en medio de tanta degeneración se mantuvieron limpios. Desde
el principio Dios no pensó tratar más que con Adán y su raza. Los hijos
gigantes de los ángeles (los Néfilim), no obtuvieron de Jehová el derecho de
vida sino que vivieron en oposición a su voluntad y no tendrán una
resurrección. Adán y su posteridad, por el contrario, fueron redimidos por
Jesús cuya muerte les garantiza una resurrección y con ella el derecho a la
vida eterna.
Después del Diluvio los ángeles-demonios volvieron a ser espíritus, dejando
la forma que habían adoptado para llevar a cabo sus deseos. San Pedro y San
Judas dicen qué castigo se les impuso: “Dios no perdonó a los ángeles cuando
pecaron sino que los encerró en abismos de tinieblas siendo guardados así
para el juicio del gran día.” - II Pedro 2:4; S. Judas 6.
Las libertades de los ángeles caídos fueron restringidas. Ya no tienen el
poder de emplear sus decepciones a la luz del día ni de materializarse como
antes. Mas fijáos en que dice hasta aquel día, de modo que cuando
llegue el día de la ira y revelación del justo juicio de Dios, a ellos
les será permitida la encarnación, y serán factores temibles en la
contienda.
Los ángeles caídos fueron confinados en el Tártaro, o sea la
atmósfera rodeando a la tierra, y Satanás, un ángel-querube de categoría
superior, lleva el título de Príncipe de los demonios. No habitan en un
sitio lejano donde preparan fuegos para atormentar a la humanidad
desgraciada, sino que se mantienen tan cerca de nosotros como les sea
posible. Como aún no se les permite materializarse, procuran posesionarse de
sus víctimas por medio de la clarividencia, etc. Si todos conocieran su
verdadera procedencia, ¡cómo resistirían su malévola influencia! Con el
propósito de engañar mejor esos ángeles caídos personifican a los muertos y
se valen de personas dominadas por ellos, llamados “médiums espiritistas”
para comunicarse con los vivos.
God Spared Not the
Angels that Sinned
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