LA IGLESIA DE ANTIOQUÍA.
Poco a poco la “Buena Nueva” del Reino venidero llegó a oídos de los
gentiles. La Ley había sido, después de todo, de gran beneficio para los
judíos, pues había preparado algunos de ellos para recibir al Mesías. La
primera iglesia donde parecían abundar los gentiles fue en la de Antioquía,
de la de Bernabé, Silas, y luego el mismo San Pablo, fueron los más
prominentes miembros. Fue en Antioquía que a los discípulos de Jesús por vez
primera se les dio el nombre de “cristianos”, y es de desear sinceramente
que jamás hubieran sido calificados de otro modo.
La iglesia de Antioquía, según el Evangelio, tuvo un culto muy sencillo,
parecido al que Jesús y sus discípulos celebraban. Las ceremonias aparatosas
no estaban en boga todavía; aún no habían sido reemplazadas las costumbres
sencillas y bellas del Maestro por una beatitud exagerada y presuntuosa. Los
creyentes se reunían con el sólo propósito de ayudarse mutuamente a crecer
en la gracia y el amor de Dios, y de adquirir mayores conocimientos respecto
a las Santas Escrituras. Cuando ya estaban bastante avanzados en sus
estudios, establecieron una misión en la cual el mismo San Pablo enseñaba, y
luego otras, mencionadas en los Hechos de los Apóstoles. -Hechos 13:1-5.
Poco después Nerón y Diocleciano empezaron, de un modo terrible, a perseguir
a la Iglesia. Estos emperadores romanos parecían hallar cierta diversión en
medio de su vida aburrida, en perseguir a los discípulos inofensivos de
Jesús, cuya misión en el mundo es “hacer lo que es bueno para con todos
según tengan oportunidad, y mayormente a los que son de la familia de la
fe,” y prepararse mutuamente para merecer los honores del bendito Reino del
Mesías. -Gálatas 6:10.
Se nos pregunta ¿porqué permitió Dios semejantes persecuciones? La
explicación está en la vida del mismo Redentor que tanto padeció. Es preciso
que sus discípulos sean probados para fortalecer su fe y su lealtad; para
formar y acrisolar sus caracteres. El mismo Jesús dijo que “era preciso que
el Hijo del hombre padeciese para luego entrar en su gloria.” Los Elegidos
siguen el sendero señalado por las huellas de sus pies.