REPROCHA EL PROFETA AL REY.
Hay una cosa respecto a la Biblia que la distingue de todos los demás libros
en existencia, la honrada franqueza de todos sus dichos. A pesar de ser
David el rey de Israel y de que sus descendientes lo fueron después de él,
no se omite ningún detalle de la injusticia cometida contra Urías y su
mujer. El daño que causara está relatado como si se tratase del más infeliz
de sus siervos.
El profeta Natán llegóse adonde el rey por mandato directo de Dios. Le
contó una parábola que encerraba una gran injusticia, y le preguntó cuál
sería su decisión. Lleno de indignación pidió el rey que le dijera sin
tardanza el nombre del desgraciado que tal daño cometiera, con la intención
de castigarlo severamente. El profeta declaró sin temor: “¡Tú eres aquel
hombre!” Ya conocía David que había cometido un error, pero el relato del
profeta dio a su conducta un aspecto criminal de suma gravedad. Por lo tanto
confesó humildemente su pecado a Jehová.
En esa particularidad era un hombre conforme al corazón de Dios. Cada vez
que era víctima de sus propias flaquezas, hacía franca confesión del pecado,
y pidiéndole perdón a Jehová, procuraba enmendarse.
Aunque Dios aceptaba el arrepentimiento de David, no por eso dejaba de
castigarlo por el mal que hubiere cometido. “Porque el Señor castiga a quien
ama.”
El Viejo y el Nuevo Testamento atestiguan igualmente suma veracidad y
honradez. El Viejo nos cuenta los tropiezos de Abraham, “el Amigo de Dios.”
El Nuevo hace relato fiel de las faltas y defectos de los Apóstoles. Nos
cuenta que San Pedro, a pesar de la nobleza indiscutible de su carácter,
negó tres veces a su amado Maestro, y nos habla del disimulo que empleó
delante de judíos y gentiles. Y no niega que San Pablo, que reemplazó a
Judas, fuese el enemigo cruel de los cristianos que autorizó el martirio
sufrido por Esteban -el célebre Saulo de Tarso. No, sin duda alguna que
entre todos los libros que se hayan escrito, la Biblia es el primero en
cuanto a veracidad, franqueza, y estilo elevado, y por lo tanto merecedora
del más ciudadoso estudio y de nuestra absoluta confianza.
"The LORD Is My Shepherd"
--David
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