EL EVANGELIO DEL REINO.
Por más de 16 siglos los israelitas habían rogado a Dios que les mandara el
Reino del Mesías, y habían esperado que viniera para enaltecerlos a ellos y
llenar el mundo de bendiciones. El anuncio que estaba próximo fue una buena
nueva -un Evangelio.
Pero no hubo un número suficiente de judíos de corazón sincero dignos de
compartir con Jesús las glorias de su Reino. “A lo suyo (su pueblo) vino; y
los que eran suyos (los judíos) no le recibieron” -lo crucificaron. “Mas, a
cuantos le han recibido, les ha dado prerrogativa de ser hijos de Dios,” de
transferirse de la Casa de Siervos bajo Moisés, a la Casa de Hijos bajo el
gobierno de Cristo. Llevóse a efecto ese cambio en el Pentecostés cuando los
discípulos fueron engendrados del Espíritu Santo. -San Juan 1:11-13; Hebreos
3:1-6.
Como no se halló entre los judíos el número suficiente de Santos, la oferta
se les retiró, y por espacio de 19 siglos Dios ha estado escogiendo de entre
los gentiles los que faltaban para completar el número prefijado. Hechos
palpables, junto con las profecías incumplidas, demuestran claramente que el
Reino no se estableció en el Primer Advenimiento. En verdad los judíos que
no aceptaron al Mesías fueron rechazados del favor divino y la invitación a
tan altos honores pasó a los gentiles, hasta completar el número
predestinado del Cuerpo de Cristo. (Romanos 11:1-7, 11, 12). Durante toda
la Era Cristiana se han ido escogiendo personas de carácter intachable,
hasta que ahora el número está casi completo, y el Reino pronto a
establecerse.
Cuando la selección de la Simiente Espiritual de Abraham se haya concluido,
la Edad Evangélica habrá tocado a su fin, para dar lugar al Reino del Mesías
en el cual el Cristo y su Iglesia reinarán en espíritu. -Apocalipsis 5:10;
20:6.
La venda le será quitada a los ojos de Israel y las bendiciones de la Nueva
Era o Dispensaciones llegarán hasta ese pueblo, y por medio de los
israelitas a todas las familias de la tierra, según la promesa de Jehová.
Sin duda alguna que la Iglesia es la Simiente Espiritual de Abraham que
habrá de bendecir, primero a los judíos, y luego al mundo entero. -Gálatas
3:16, 19.