LOS ESTUDIANTES DE BEREA.
El grupito de creyentes de Berea era famoso entre la gente de Dios por su
erudición respecto a las cosas santas. El mismo San Pablo, hablando de
ellos, dice: “Los de Berea eran más nobles que los de Tesalónica; pues que
recibieron la Palabra con la mayor prontitud, examinando las Escrituras
diariamente para ver si las cosas (predicadas por él) eran realmente así.”
Era una clase pequeña, pero su fidelidad en el estudio de la Palabra de Dios
les mereció ser llamados “Los Estudiantes de la Biblia de Berea.” La Iglesia
primitiva no celebraba sus reuniones en costosos edificios ni vestía a sus
ancianos y diáconos con trajes espléndidos como distinción propia de su
oficio; tampoco celebraba cultos ceremoniosos e imponentes. Se congregaban
como hermanos de Jesús, bajo su dirección y cuidado, reconociéndolo como la
Única Cabeza de la Iglesia como Él mismo lo había dicho: “Uno sólo es
vuestro Maestro y todos sois hermanos.”
Los que meditan acerca de estas cosas creen que ya que se han hecho fáciles
y generales los medios de comunicación, y que la Antorcha de la Instrucción
alumbra a las masas, que es tiempo de que la clase designada en la parábola
como “Vírgenes Prudentes” conozcan ciertos detalles del Plan Divino hasta
ahora ocultos, de acuerdo con la intención de su Autor. Éstos sabrán que
estamos en los tiempos a que se refirió Daniel el profeta, cuando dijo:
“Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia será aumentada.” Las vías
de comunicación hoy se extienden por toda la tierra cuyas entrañas
misteriosas no han respetado, y por los campos ilimitados de la atmósfera;
las escuelas públicas, la instrucción compulsoria, etc., han aumentado los
conocimientos generales de un modo asombroso. Estas condiciones son indicio
del tiempo en que las cosas proféticas y profundas deben ser entendidas por
las “Vírgenes Prudentes.” ¡Cuán necesaria se nos hace luz especial para
aclarar los dichos difíciles de la Biblia precisamente en una época en que
la “Alta Crítica” ha desterrado la fe de tantos corazones buenos, llegando
hasta el extremo de negar que la Biblia sea la Palabra inspirada de Dios!
-Daniel 12:1-10.