SALOMÓN EN TODA SU GLORIA.
De la misma manera en que el rey David representaba a la Desposada de Cristo
durante su existencia humana, acosada por desgracias y sufrimientos, y
alentada a intervalos por victorias, así también el rey Salomón representaba
a la Esposa -la Iglesia- en la gloria. El reinado de David distinguióse por
sus muchas guerras, mientras que el de Salomón gozó de paz no interrumpida.
No tan sólo fue un príncipe pacífico, sino que poseía inmensas riquezas y
notable sabiduría, y él fue quien construyó el bellísimo Templo de Jehová.
-1 Reyes 4:24; 6:1; 10-4, 23, 24.
Su fama extendióse por todo el mundo civilizado. La reina de Sabá vino en
persona a averiguar la verdad y dijo que no se había contado la mitad de su
grandeza. Jesús, luego, hablando de esa visita dijo que la reina de Sabá
había atravesado grandes distancias para escuchar la sabiduría de Salomón de
sus propios labios. Con este acto de aprecio avergonzó a las gentes de
Palestina que despreciaron al Rey de mayor sabiduría, al Rey que era más
grande que Salomón.
Es indiscutible que nuestro aprecio intelectual depende en gran manera de lo
que la vista alcanza. Es necesario que los ojos de nuestro entendimiento
sean abiertos para poder comprender las cosas espirituales. Jesús dijo a sus
discípulos: “Benditos vuestros ojos porque ven, y vuestros oídos porque
oyen.”
Nuestros ojos -tanto los del Protestante como los del Católico- se han
abierto, y nuestros horizontes se ensanchan. Y necesitamos que vean más,
mucho más, para poder apreciar toda la inmensidad y grandeza del amor de
Dios. Pocos son los que en esta época lo comprenden; únicamente los que
aborrecen el pecado y que se consagran sin reserva a Dios, de todo corazón,
resueltos a seguir en las huellas de su Hijo. Éstos gozan del privilegio de
tener los ojos abiertos ahora, y de ver al Rey en toda su incomparable
belleza y esplendor con el telescopio de la fe descansando sobre el
testimonio fidedigno de la Santa Biblia. “Mirando como en un espejo la
gloria del Señor” los discípulos de Cristo son “transformados en la misma
semejanza, de gloria en gloria.” -2 Corintios 3:18.
Sir John Oldcastle--Martyr
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