JUAN EL PRECURSOR.
La obra de redención comenzó cuando Jesús, a los treinta años de edad,
simbolizó su consagración por medio de su bautismo en el río Jordán, en cuyo
sitio Él, que se había hecho hombre con ese fin, ofreció su propia vida en
rescate por todos; de lo que el testimonio había de darse a sus propias
sazones. La humillación del LOGOS a una naturaleza tan inferior a la que
antes poseyera, el nacimiento del Niño en Bet-lehem y los años de su
juventud, no fueron más que hechos incidentales al gran objeto de su venida.
Aún la misión de Juan el Bautista no fue sino preparatoria -anunciadora del
“Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”
Predicaba Juan: “¡Arrepentíos; porque el Reino de los Cielos se ha
acercado!” únicamente los que eran Israelitas verdaderos, sin engaño,
recibieron al Mesías y se le asociaron en su obra grandiosa. El bautismo de
Juan tenía por objeto quitar los pecados contra la Ley Judaica, y solamente
los judíos que reconocían haber faltado a la Ley debían recibirlo.
Ese bautismo quería decir que se limpiaban de todo pecado contra la Ley, y
no era propio más que para los judíos. Eran excluidos los gentiles. ¿Y por
qué no? ¿Cómo habían ellos de arrepentirse y volver a estar en relación con
Dios si nunca habían gozado de este privilegio? Los judíos, que aún estaban
incluidos bajo el Pacto de la Ley hecho por mediación de Moisés en el Sinaí,
estaban por lo tanto en relación con Jehová, porque, como dice San Pablo:
“Todos fueron bautizados a Moisés en la nube y en el mar.” Todos los
israelitas que guardaban y apreciaban esa relación con Dios por medio de
Moisés fueron transferidos a Cristo sin necesidad de un nuevo bautismo a
Cristo, pues ya se les había aceptado por mediación de Moisés, su
representante.
Cuando se les abrió la puerta de la oportunidad a los gentiles, algunos de
los de Efeso creyeron y fueron bautizados al bautismo de Juan como si fuesen
judíos, lo cual fue una equivocación de su parte, y cuando San Pablo les
aclaró el punto fueron bautizados de nuevo, a la muerte de Jesucristo
directamente. -Hechos 18:25; 19:3-5; Romanos 6:3; 11:17-25.
Jesus Questioning the D-D's
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