Coronation of Charlemagne
“EL SANTO IMPERIO ROMANO”.
Gradualmente esparcióse por toda la Europa el nombre de Cristiano, que se
hizo tan popular que casi todas las naciones se lo apropiaron sin apropiarse
el espíritu de Cristo que lo debía distinguir. Durante la vida del rey
Carlomagno se estableció lo que era llamado “El Santo Imperio Romano.” El
significado del título está bien ilustrado por un cuadro famoso en la Casa
Capitular de Florencia. En él se ve al Papa y al Emperador sentados juntos
en un solo trono y a cada lado del estrado quedan los representantes de sus
respectivos gobiernos: los generales y otros oficiales representando el
poder civil, y el clero el poder eclesiástico. Algunos creen ver en esto una
confesión pública de las nupcias de la supuesto Virgen del Cristo con
el Poder Civil, -unión calificada en el Apocalipsis de fornicación.
-Apocalipsis 17:1-5.
La base de la Alianza fue la doctrina que el Reino de mil años del Mesías
había comenzado ya, y que era la intención divina que el Papado representara
al Cristo en la tierra, y que por medio de príncipes reales hiciera
manifiesto el poder de su gobierno. Y esta condición prevaleció en Europa
por muchas centurias. En el siglo XVI empezó el gran movimiento religioso
conocido por La Reforma. Pero las Hijas, como la Madre Iglesia, se unieron
a los poderes civiles, y por su propia cuenta establecieron “Santos
Imperios.”
Esta teoría y el gran sistema religioso que la representaba recibieron un
golpe desastroso de manos de Napoleón Bonaparte cuando se llevó al Papa
prisionero a Francia. El encanto supersticioso del gobierno sacerdotal se
desvaneció. En setiembre de 1870 hizo Víctor Manuel lo que faltaba: ¡tomó
posesión de Roma!
Los Estudiantes de la Biblia están de acuerdo en que la unión de la Iglesia
con el Estado fue un error de la Edad Media, y contraria a las enseñanzas de
las Escrituras; que la Iglesia de Cristo no reinará con los príncipes de la
tierra, ni se unirá con ellos, sino que esperará hasta el Segundo
Advenimiento del Señor cuando Él vendrá a reclamarla en la Resurrección
Primera. Luego reinarán juntos, ¡y para siempre! -Apocalipsis 19:7; 20:6.