JUAN CALVINO Y MIGUEL SERVET.
En la ciudad de Ginebra, en Suiza, se inauguró en el año 1912, un monumento
que lleva la siguiente inscripción: “A la memoria de Miguel Servet, víctima
de la intolerancia religiosa de su templo, que por sus convicciones fue
quemado vivo en Champel, setiembre 27, de 1553. Este monumento es levantado
por los secuaces de Juan Calvino, trescientos cincuenta años más tarde, como
acto expiatorio y para repudiar toda medida coercitiva en asuntos de la fe.”
De ese modo los discípulos de Calvino probaron al mundo que se habían
adelantado a su maestro en las doctrinas del verdadero cristianismo -las de
la Justicia y del Amor. Por este hecho los calvinistas merecen la
aprobación de todo cristiano, llámese católico o protestante, que todos han
progresado notablemente durante los cuatro últimos siglos. Nadie, hoy en
día, sancionaría la conducta de Calvino hacia Servet que terminó con una
muerte tan espantosamente cruel.
Casi siempre cuando alguno era quemado vivo, se amontonaban los haces de
leña a los pies de la víctima que, aspirando las llamas junto con el humo,
bien pronto perdía el conocimiento. Pero para el pobre Servet el demonio
inventó algo más terrible. Se colocó la leña a cierta distancia, de modo que
fuese literalmente asado, y eso, ¡a fuego lento! El martirio horripilante
duró cinco horas; cinco horas de agonía indescriptible, y ¡todo en el nombre
de Dios, de la Justicia, del Amor, del bendito Redentor, y del Cristianismo!
Parece increíble que no hubiéramos comprendido antes que un hombre
desconocedor del espíritu de Cristo hasta el extremo de matar a un hermano,
no podía ser persona adecuada para explicar la Palabra de Dios ni de
discernir el espíritu que la distingue. Recientemente se ha descubierto que
Calvino no fue el autor de la doctrina de la Predestinación, sino únicamente
de la que condenaba a los no predestinados a sufrimientos eternos.
Vemos que los términos “Elegidos” y “Santos” empleados por él se encuentran
realmente en la Biblia, y que todos los que logren hacer “su vocación y
elección segura” pertenecerán a esa clase, y serán glorificados en la
Primera Resurrección.