LOS WESLEYS SON ATROPELLADOS.
Los Wesleys, volviendo a la usanza antigua de la Iglesia, organizaron clases
donde se reunían los que así quisieran para estudiar la Escrituras. Como
era de esperarse, la iglesia nominal se opuso a ello. Cuando se congregaban
para estudiar y orar, sus enemigos echaban ganado entre ellos con el objeto
de interrumpir su culto, y los hermanos fueron víctimas de atropellos a
manso de amotinados. -2 Tim. 3:12.
“¿Qué manera de personas debemos ser?” pregunta el Apóstol. Cuando
recordamos las amargas persecuciones de tiempos pasados, y el “camino
estrecho” que atraviesan los que siguen al Cristo, podemos perdonar a
nuestros enemigos su arrogante fanatismo. Todos nos debemos apartar de las
tradiciones humanas, y de cuanto sea contrario a las enseñanzas bíblicas.
Wesley descubrió una gran verdad: la de la gracia salvadora universal. La
doctrina de Calvino era, según él, demasiado estrecha para su corazón
generoso, y en este particular los mismos calvinistas están de acuerdo con
él. El tema de Juan Wesley era la gracia del Señor, y su texto favorito:
“¡El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven! Y el que quiera, tome del agua de la
vida, de balde!” (Apocalipsis 22:17). Su alma rebosaba amor, pero el
verdadero significado de la Gracia Divina, tampoco lo llegó a comprender él
en toda su inmensidad. No alcanzó a ver que el bello texto hace referencia
a los que no fueron escogidos para ser la Desposada del Señor, y que
el tiempo de su cumplimiento será durante el Reino del Mesías; que la
Iglesia no se convertirá en Esposa del Cristo hasta la hora de las
nupcias, a la llegada del Prometido en su Segundo Advenimiento. Una vez
consumado el enlace, el Espíritu y la Esposa llamarán a toda la
humanidad a que tomen del Agua de la Vida, de balde.
Ahora vemos el eslabón que una a la doctrina de la Predestinación con la de
la Gracia Universal. La Elección de Dios en que escoge a los que quieran
servirle de veras, es la obra grandiosa de esta Edad Evangélica. Y en la
venidera, la del Milenio, los Elegidos glorificados extenderán a todos la
gracia bendita de Dios. -Romanos 8:28-29.