LA PITONISA DE ENDOR.
Hemos anotado ya que desde el tiempo del Diluvio no se les permite a los
ángeles caídos materializarse. No obstante, se empeñan con esfuerzo
incansable en influenciar y dominar a la humanidad, y para ello emplean
cuantos medios estén a su alcance. Contadas serían las personas que se
comunicasen con ellos si supieran su verdadera procedencia, mas ellos, con
maldad suma, hacen ver que son nuestros parientes y amigos, y como tales
desean comunicarse con nosotros con la asistencia de los tal llamados
“mediums espiritistas,” que son engañados por ellos, y los creen buenos, o
bien se guardarían de someterse a su peligrosa influencia. -Isaías 8:19;
Deuteronomio 18:9-12.
En tiempos pasados los médiums se calificaban de brujas, hechiceras y magos.
Poseían “espíritus familiares,” o en otras palabras, estaban
familiarizados con los espíritus desobedientes del tiempo de Noé.
Dios había prevenido a los Israelitas contra estos espíritus malignos y los
médiums que se les sometían. Dijo que a ningún médium le sería permitido
vivir entre ellos aun cuando sí podían habitar entre las naciones paganas. Y
el rey Saúl tenía órdenes de matar a cuantos médiums hallase dentro de sus
dominios.
Cuando Saúl, debido a su conducta voluntariosa, perdió el puesto de favor
divino de que disfrutara, Dios le negó comunicación para con Él; y como el
profeta Samuel ya había muerto, el rey apeló a la Pitonisa de Endor, a quien
mandó que despertara a Samuel. Los malos espíritus personificaron al muerto
con la mayor facilidad, y la bruja transmitió al rey lo que el supuesto
profeta decía.
Estos espíritus malignos tienen medios de averiguar las cosas futuras, pero
cualquiera, dadas las circunstancias, podía haber adivinado cuál sería la
suerte de Saúl y de su ejército. Él mismo sabía lo que debía esperar, y por
esto precisamente acudió adonde la Pitonisa, en oposición directa a la
voluntad de Dios. ¡Es de todos puntos imposible creer que Dios, y el
profeta que estando vivo se había negado a tener trato alguno con Saúl,
permitiesen a una vieja bruja, condenada por la Ley Divina, que hiciera más
que ellos! -1 Cr. 10:13-13.