EL DESCANSO DEL PENTECOSTÉS.
Del mismo modo que el año quincuagésimo era el de Jubileo, el
Pentecostés constituía el día de Jubileo. El último día de la
cincuentena siguió a un siclo de sábados (),
y como cada séptimo año era designado “el año sabático” que
quería decir “el año de reposo o de descanso,” siete de estos años formaban
un siclo de 49 años que el quincuagésimo completaba. El año de Jubileo
simbolizaba el descanso del Reino de Cristo y el Nuevo Pacto con Dios, y el
reposo espiritual de la Era Cristiana fue indicado por el Pentecostés que
inauguró la confianza y descanso en “la fe hecha manifiesta.” San Pablo, de
acuerdo con esto dice: “Porque nosotros que hemos creído, entramos en el
descanso prometido.” Todos los que sean verdaderamente del Cristo poseen
este descanso espiritual, que no es sino un leve indicio de la paz y
seguridad absolutas del Reino.
Nadie pudo poseer esa confianza absoluta antes de la muerte de Jesús que era
necesaria para redimir al hombre. Y su resurrección le capacitó para
ascender adonde su Padre con el Precio del Rescate, y convertirse en Abogado
defensor de sus discípulos. A éstos les encubre con su mérito para ocultar
sus imperfecciones y para que sus sacrificios puedan ser aceptos a Dios. Por
medio de ese mérito imputado logran sufrir con Él y compartir su gloria.
Hay un descanso aun más perfecto para los fieles -el descanso final-
obtenido en la Primera Resurrección. -Hebreos 4:3-11.
De acuerdo con las instrucciones de Jesús, los Apóstoles no debían comenzar
a predicar hasta no haber recibido la bendición del Pentecostés -El Espíritu
Santo- como evidencia directa de ser aceptados como hijos de Dios. Lo único
que hicieron antes de recibir esa prueba fue elegir a un sucesor del traidor
Judas, pero evidentemente no lo reconoció Dios como tal, pues más tarde,
cuando a Él le plugo, escogió a San Pablo para ocupar el sitio abandonado, a
ser una de las Doce Piedras sobre las cuales había de establecerse la Nueva
Jerusalem. (Ap. 21:18). La supuesta sucesión apostólica es un error que ha
resultado muy costoso, pues ha sido origen de muchos errores graves.
The Millennium Symbolized
--Isa. 11:6 |