EL LOGOS HECHO CARNE.
La nación judía, incapaz de cumplir el Pacto de la Ley hecho en el Sinaí, no
pudo ser la Simiente de Abraham que había de bendecir el mundo. Llegó el
tiempo prefijado para el Advenimiento de Aquel que Dios debía proveer para
libertar y redimir a la humanidad. El Mesías se hizo carne y como hombre
perteneció al linaje de Abraham; cumplió todas las exigencias de la Ley, y
por medio del sacrificio de su propia persona llegó a ser la Simiente
Espiritual también, y en tal capacidad, el Salvador de cuantos por su
mediación quisieran acercarse a Dios.
En el Evangelio de San Juan (1:1-5) Jesús se describe como el LOGOS, el
Verbo de Dios, “el Primogénito de toda la creación.” -Colosenses 1:15.
Los reyes de la antigüedad, cuando dirigían la palabra a sus vasallos, se
sentaban detrás de una rejilla, frente a la cual un representante suyo
pregonaba en alta voz el mensaje real. Ese representante llamábase el LOGOS
o El Verbo del Rey. La ilustración es tan propia como bella aplicada al Hijo
Único del Todopoderoso por cuya mediación el Padre habla con la humanidad
-en esta época, con la Iglesia, y en la que ya comienza, o sea durante el
Reino Mesiánico, con el mundo entero.
La traducción literal de San Juan 1:1 aclara mucho este asunto tan
discutido. “En el principio era el LOGOS, y el LOGOS era con el Dios
y el LOGOS era un dios. Él estaba en el principio con el
Dios. Todas las cosas por medio de Él fueron hechas y sin Él nada de lo que
ha sido hecho fue hecho. Y el LOGOS se hizo carne y habitó entre nosotros, y
vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y
verdad.” Jesús dice lo mismo, aunque de distinta manera, cuando afirma que
Él es “el Principio de la creación de Dios,” “el Alpha y el Omega, el
Principio y el Fin.” (Apoc. 3:14; 21:6). Es bien clara la idea. Jehová Dios
no creó directamente sino al LOGOS a quien hizo muy poderoso y a su exacta
semejanza. ¡Con cuanta claridad explica San Juan todo esto!
En el Programa Divino el suceso de más importancia después del anotado fue
la Anunciación a la virgen María, y luego el nacimiento de nuestro adorado
Redentor.
The Annunciation
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